martes, 31 de agosto de 2010

La mujer que no puede hacer nada sola (sin un hombre)

Estando algo más de dos años en una oficina, he visto de todo: pelambres, amantes, jotes, jefes tontos, personajes que con un poco de poder se parecen a piolín cuando tomaba su pócima, soplones, mucho control y chaqueteo, pero algo que no soporto es el machismo de ciertas mujeres.

Sucede que hay algunas delante de las que no se puede hablar de tú a tú con un hombre pues sienten que deben defenderlos como si fueran sus mamis o algo así; otras que hablan de lo horroroso que es trabajar con mujeres porque son tan cahuineras; otras que solo quiere ser socorridas cuales doncellas perdidas.

Y sí, a todas esas las odio. La explicación es fácil: son tan pesadas con el resto de las mujeres! Como si todo el día estuvieran de cacería, como si el único objetivo de una mujer fuera ser deseada por todos, ser la más deseada de todo el condado y nada más.

El otro día, por ejemplo, una mujer de estas dijo –a modo de chiste- que no podía hacer nada sola luego de que le pidiera a un hombre que le abriera la puerta, pues ella llevaba muchas cosas en sus manos.

Yo creo que en el trabajo estos comentarios debieran estar prohibidos. Puede sonar inocente, ser un chiste más, pero tan innecesario, tan poco gracioso, tan algo que jamás podría salir de mi boca, tan sin sentido, tan decimonónico, y tan, pero tan humillante. De ahí a que tu jefe o tus colegas te presenten como "la más simpática", "la más linda" o con cualquier otro epíteto que no tenga ninguna relación con tu desempeño laboral, sino con tus características físicas o "de mujer", hay un solo paso.

Con el humor tienden a perpetuarse modos de discriminación y asumo que uno se puede reír de lo que sea o pensar lo que se le venga en gana. Lo único que yo pido es que en el trabajo, donde están mis colegas (que no amigos) y compartimos un espacio físico porque no nos queda otra, no tener que toparme ni escuchar este tipo de sandeces tan bananeras.

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