lunes, 13 de septiembre de 2010

Nosevapoderná

Lamento comenzar este posteo con una generalización, pero quisiera hablar de las secretarias. Más específicamente, quisiera hablar de las secretarias estilo “nosevapoderná”. Como he contado, llevo más de dos años en una oficina y antes mis experiencias con estas chiquillas recepcionistas bien pocas habían sido: más allá de saludar donde voy y despedirme y agradecer cuando me largo, no había tenido trato sistemático y constante con ninguna. Y he descubierto un tipo de persona absolutamente detestable: la secretaria nosevapoderná. Se trata de casi de la caricatura de una secretaria, es decir, copuchenta, insidiosa, mala leche, cahuinera, lunática, con aires de grandeza, arribista y cínica. Y es cierto, si no me las hubiera topado de frente, no podría decir que se trata de un ser verdadero, sino de una generalización más.

Por supuesto que no todas las secretarias de la empresa donde trabajo son así, hay algunas gentes a las que no les interesa meterse en la vida del resto y no andan juzgando ni inventando nada. Creo. Creo, y no estoy segura, porque tal vez si me viera en la obligación de ver más seguido al resto también pasaría lo mismo y afloraría ese ímpetu por poder que también puede obsevarse en algunos guardias de seguridad.

La secretaria nosevapoderná te dice que no se podrá conseguir el papel porque “parece que se acabó” sin siquiera pensar en buscarlo si es que ese día no está de ánimo. Por el contrario, si le dices lo lindo de su peinado, su chaleco o cualquier halago chupamedias, te tratará incluso de diminutivo y hará su pega como si fuera un favor especial para ti. Y es que ahí radica su poder o su ansia de poder o su sensación de poder sobre ti: no hace su trabajo a menos que quiera o te tenga buena, traducido siempre a modo de favores, cuando simplemente se trata de nada más y nada menos que su trabajo.

martes, 31 de agosto de 2010

La mujer que no puede hacer nada sola (sin un hombre)

Estando algo más de dos años en una oficina, he visto de todo: pelambres, amantes, jotes, jefes tontos, personajes que con un poco de poder se parecen a piolín cuando tomaba su pócima, soplones, mucho control y chaqueteo, pero algo que no soporto es el machismo de ciertas mujeres.

Sucede que hay algunas delante de las que no se puede hablar de tú a tú con un hombre pues sienten que deben defenderlos como si fueran sus mamis o algo así; otras que hablan de lo horroroso que es trabajar con mujeres porque son tan cahuineras; otras que solo quiere ser socorridas cuales doncellas perdidas.

Y sí, a todas esas las odio. La explicación es fácil: son tan pesadas con el resto de las mujeres! Como si todo el día estuvieran de cacería, como si el único objetivo de una mujer fuera ser deseada por todos, ser la más deseada de todo el condado y nada más.

El otro día, por ejemplo, una mujer de estas dijo –a modo de chiste- que no podía hacer nada sola luego de que le pidiera a un hombre que le abriera la puerta, pues ella llevaba muchas cosas en sus manos.

Yo creo que en el trabajo estos comentarios debieran estar prohibidos. Puede sonar inocente, ser un chiste más, pero tan innecesario, tan poco gracioso, tan algo que jamás podría salir de mi boca, tan sin sentido, tan decimonónico, y tan, pero tan humillante. De ahí a que tu jefe o tus colegas te presenten como "la más simpática", "la más linda" o con cualquier otro epíteto que no tenga ninguna relación con tu desempeño laboral, sino con tus características físicas o "de mujer", hay un solo paso.

Con el humor tienden a perpetuarse modos de discriminación y asumo que uno se puede reír de lo que sea o pensar lo que se le venga en gana. Lo único que yo pido es que en el trabajo, donde están mis colegas (que no amigos) y compartimos un espacio físico porque no nos queda otra, no tener que toparme ni escuchar este tipo de sandeces tan bananeras.

domingo, 1 de agosto de 2010

Amigas para algunas cosas

¿Tu amiga no te entiende? ¿Te juzga? ¿Se comporta como una bitch en ocasiones? Dice algunos desafortunados comentarios a veces? Pues no la elimines ni la saques de tu vida, solo asume que una amiga no es tu alma gemela (aunque quisieras) y no tiene por qué compartir absolutamente todo contigo.
Lo triste: que da pena pensar que no tienes una amiga-amiga-amiga y que todas tus relaciones amicales de aquí en más serán superficiales, que eres una maldita eficientista (si esa palabra existiera).
Lo feliz: reciclas la amistad y no te quedas sola.
Lo difícil: comprender y asumir para qué no te sirven tus amigas.